sábado, 28 de mayo de 2011

Paradigmas

Los paradigmas son conjuntos de creencias que conforman una visión del mundo. Naturalmente, han ido cambiando con los avances sociales y científicos a lo largo de la historia de la humanidad. Y antiguamente, cada sociedad tenía el suyo dependiendo de su localización geográfica. Con la globalización es más sencillo encontrar paradigmas idénticos en dos partes del globo muy alejadas entre sí.  
Si a raíz de Descartes se sistematizó en Occidente la visión del mundo dual que dividía la percepción en sujeto-objeto (yo soy yo-el resto del mundo que veo no soy yo), la cosa está ahora cambiando: la física y la neurobiología de las últimas décadas, se aproximan de manera certera al no-dualismo, llegando una y otra vez a la conclusión de que no se puede separar al observador del objeto observado. Esto es subir de nivel en la percepción, pero todos los días se experimenta en los más punteros laboratorios científicos el hecho de que el comportamiento de una partícula subatómica como es el electrón depende efectivamente del observador. El principio de dualidad onda-partícula se refiere a la asombrosa capacidad de los electrones de comportarse como una onda o como una partícula. Si el observador va a medir su masa, el electrón se comporta como una partícula, si lo que va  a medir es su frecuencia, se comporta como una onda. Chocante, ¿no?
Y esto es sólo la base explicada de la forma más sencilla posible, de ahí a las cosas asombrosas que pasan esos laboratorios hay miles de artículos por escribir. No se cuenta mucho en los colegios, institutos o en los telediarios. Lo enseñan en las ingenierías sin plantearse cuestión filosófica alguna: que el comportamiento de los electrones depende del observador… Pero  entonces… si en última instancia las moléculas que conforman nuestro cuerpo están hechas de átomos, y éstos de electrones… si somos electrones vibrando, si el aire que nos rodea es electrones vibrando… si todas las cosas son electrones vibrando… y un observador influye en el comportamiento de un electrón… ¿Todo lo que veo está influenciado por mí? ¿Y quién es realmente el observador? A nuestro viejo paradigma cartesiano le queda poco tiempo.
Pero hay culturas en las que esto no es nada nuevo. En Oriente no les hacía falta saber que vivimos inmersos en una enorme sopa cuántica de electrones que vibran y en los que influimos para decir “Todos somos uno” y desarrollar desde hace miles de años, una filosofía no-dual que propone que realmente yo y el mundo somos uno. Yo creo mi mundo al observarlo.
La escuela de filosofía no-dual Advaita se enmarca dentro del Vedanta, una corriente filosófica con miles de años de tradición que nos llega desde la India. Muchos retazos del no-dualismo, de todas formas,  se han colado en nuestros más insignes filósofos occidentales, entre otras cosas porque en Grecia, la cuna de nuestra cultura, era costumbre que los sabios viajaran a Egipto y absorbieran un conocimiento que no estaba tan lejos de la India. El mito de la caverna de Platón, que nos dice que lo que vemos son sólo las sombras de lo real proyectadas en la pared de la cueva, es un buen ejemplo. A la ilusión de confundir las sombras con la realidad le llamamos “Maya”.
Llegué al Vedanta a través del Yoga, quería saber qué pasaba en las clases, por qué me sentía tan bien, qué era todo aquello y de dónde venía. Investigué, leí, pregunté. Descubrí otra forma de mirar el mundo. Estoy convencida de que el próximo paradigma estará inevitablemente empapado de no-dualismo… y eso es muy necesario para dejar de hacernos daño los unos a los otros, porque en lo más profundo de la realidad no hay “unos” y “otros”… Todos somos uno.
Si quieres saber más sobre este tipo de paradigma de la mano de un experto en Vedanta Advaita, el próximo 11 y 12 de Junio estará en el Centro Nagual Sesha, un gran maestro internacional. En este interesante vídeo le puedes ver charlando con el célebre autor español Álex Rovira:




 

 


martes, 24 de mayo de 2011

La aceptación y el dolor


Aceptar el momento presente es clave para la tranquilidad. Realmente efectivo en momentos de crisis. Realmente sanador en momentos bellos. Ocurre que nos resulta difícil en ambas ocasiones. En la primera porque nos resistimos profundamente a ello, queremos otra cosa. En la segunda porque empezamos a desviar energía hacia el apego… que dure, que no se vaya nunca este momento. Son dos formas de generar sufrimiento, las dos, caras de la misma moneda.
Si hablamos de momentos de crisis, como dice Mariano Alameda, que dirige el Centro Nagual, una cosa es el dolor, y otra lo que tú hagas con ese dolor. Esto último es lo que deriva en sufrimiento, porque ante el dolor, puedes montarte una peli de victimismo o de terror imaginando que todo va a peor, o quizás que todo te pasa a ti, puedes resistirte al momento presente, mirar hacia otro lado luchando continuamente por no volver la vista… y en cualquiera de los casos habrás convertido tu dolor en un fantasma. El problema con los fantasmas es que ni siquiera los puedes tocar. Procesar ese dolor será infinitamente más difícil.
Y resulta que los humanos poseemos una asombrosa capacidad de resiliencia, aunque nadie nos hable de ello en el cole. Es nuestra capacidad de gestionar dolor, enfrentar una crisis e incluso salir fortalecidos de ella. Pero la resiliencia pasa por la aceptación: del presente por un lado, y de nuestra propia capacidad de cambio por otro. Y se puede desarrollar. La gente de la Asociación Terapéutica Psikolausen, acostumbrada a tratar con duelos y pérdidas significativas, habla de la necesidad de comenzar el camino del autodescubrimiento, para saber qué tenemos ya y dónde necesitamos trabajar para fomentar dicha resiliencia.
Si aceptas que puedes cambiar, que el dolor ya duele bastante y no quieres añadirle sufrimiento, una herramienta que te puede enseñar a aceptar también el presente es, una vez más, el Yoga, el descubrimiento del Yo más allá del barullo mental, la unión con el medio en el ahora. La que hace que los fantasmas se evaporen. Porque el sufrimiento sólo existe fuera del presente, pero no existe otra cosa más que el presente. Tú decides dónde quieres vivir.
(Imagen: prozac1)

miércoles, 11 de mayo de 2011

Life Is Wonderful (Jason Mraz, 2005)

¿Habría un amanecer sin la noche? ¿Existiría el blanco sin el negro? ¿la luz sin la sombra? ¿la vida sin la muerte? No estamos acostumbrados a pensar más allá de nuestra incesante búsqueda del placer, pero si nos paramos  a pensarlo, la lógica más pura nos lleva a admitir que este mundo en que vivimos necesita de eso que nosotros consideramos opuestos para seguir su curso. Nuestro problema como occidentales es que pensamos que los opuestos son excluyentes. No es así, son mutuamente necesarios y van de la mano. Si conseguimos admitirlo, habremos elevado nuestra mirada más allá de ellos, y será entonces cuando comprendamos que “más allá del bien y del mal, hay un lugar” y nos dejemos llevar por una vida que Es.
Con lo bueno y lo malo, con las cosas que añoramos y las que queremos olvidar, con las que nos espantan  y las que admiramos… con todo… la vida es maravillosa. Porque en medio del horror encontrarás tu propia compasión. Podría decirse, como lo hace Jason Mraz en esta canción, que la vida es, como también  representan el Yin y el yang, un círculo, compuesto de dos mitades necesariamente complementarias, dos mitades que se conocen, puesto que dentro de ellas hay una parte de la otra. Puedes mirar una mitad, puedes mirar un poco más allá su complemento. Puedes darte cuenta de que la una tiene una parte de la otra. O puedes salir fuera y ver que es un círculo, cerrado, completo y perfecto, al que subyace el Amor.

De todo esto habla Life is Wonderful:        

Hace falta una grúa para construir una grúa
Hacen falta dos pisos para que haya una planta
Hace falta un huevo para hacer una gallina
Hace falta una gallina para hacer un huevo
No hay fin a lo que estoy diciendo

Hace falta un pensamiento para construir una palabra
Y  una palabra para hacer una acción
Y requiere algún trabajo que trabaje bien
Hace falta algo bueno para hacer que duela
Hace falta algo malo para llegar a la satisfacción

La la la la la la la… la vida es maravillosa
Ah la la la la la la… la vida sigue círculos cerrados      
Ah la la la la la la… la vida es maravillosa
Al la la la la

Hace falta  una noche para hacerla amanecer
Y se necesita un día para hacerte bostezar, hermano
Hacen falta algunos viejos para hacerte joven
Hace falta algo de frío para conocer el sol
Hace falta lo uno para tener lo otro

No hace falta tiempo para enamorarse
Pero hacen falta años para saber lo que es el amor
Hacen falta algunos temores para conocer la confianza
Hacen falta algunas lágrimas para oxidarla
Hace falta algo de polvo para abrillantarla

Ah la la la la la la… la vida es maravillosa
Ah la la la la la la… la vida sigue círculos cerrados
Ah la la la la la la… la vida es maravillosa
Ah la la la la la.... es así, es así...

Hace falta el silencio para crear sonido
Hace falta perder antes de encontrarlo
Hace falta una carretera para ir a ninguna parte
Hace falta un peaje para hacer que te importe
Hace falta un agujero para hacer una montaña

Ah la la la la la la… la vida es maravillosa
Ah la la la la la la… la vida sigue círculos cerrados
Ah la la la la la la… la vida es maravillosa
Ah la la la la la la…la amor está llena de sentido
Ah la la la la la la… la vida es maravillosa
Ah la la la la la la… la vida es tan… maravillosa
Ah la la la la la la… la vida está tan llena de sentido…
(Vídeo subido por Jenelle Carter)
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