lunes, 29 de noviembre de 2010

Imagine, de John Lennon

¿Te has preguntado alguna vez cómo serías de haber nacido en otra cultura diferente? ¿Cómo vestirías? ¿En qué trabajarías?¿Qué pensarías de las cosas? ¿Crees que habría una parte de ti que permanecería igual?... ¿Sí? Entonces, realmente somos algo más que un subproducto socio-cultural que nació por azar, ¿no?
El problema es que vamos por la vida pensando que somos todo eso que no seríamos de haber nacido en otro sitio. Nos aferramos a una identidad cultural, a un partido político, un equipo de fútbol… a tantas y tantas cosas que quizá estemos disfrutando, pero que no somos.

Cuando entramos en meditación, o en la dificultad de la ejecución de una postura de Yoga y la mente se aquieta, empezamos a tomar contacto con esa parte inmutable de nosotros, cuyo estado de serenidad y de amor, no depende de nada ni de nadie, porque es serenidad y es Amor.  Empezamos a vislumbrar el tesoro oculto tras nuestra identidad social, tras nuestro ego.
En casos críticos, el ego cae de golpe. Por eso todos los días –aunque no lo cuenten los informativos- hay gente corriente que arriesga su vida para salvar a gente que no conoce, porque en un instante, surge un impulso que nace desde lo más profundo de sí mismos y que demuestra una de las últimas verdades que desde hace milenios viene proclamando oriente: Todos somos Uno.
Quizá, como decía Lennon, no es tan difícil Imaginar qué pasaría si un día todos dejásemos a un lado lo que no somos:


Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
no hay infierno debajo de nosotros
arriba solo el firmamento
Imagina a toda la gente
viviendo el hoy...
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nada por lo que matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo viva como uno.

Imagina que no hay posesiones
me gustaría saber si puedes
Ninguna necesidad de codicia o hambre
Una hermandad de hombres
Imagínate a toda la gente
compartiendo el mundo entero.

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo viva como uno.

jueves, 25 de noviembre de 2010

El ego, nuestro personaje

No, no hagas eso, eso no, no toques ahí, así no, ahí no, eso no se hace” Tienes tres años y la palabra que más conoces es “no”. Naturalmente, tienes impulsos, impulsos curiosos, ganas de hacer cosas que no se ajustan bien al entorno, porque a lo mejor son peligrosas, pero eso tú no puedes entenderlo. Tienes tres años, y todo lo que sabes es que lo que haces no gusta a tus padres, lo cual para un niño de tu edad que no conoce otra cosa que la dependencia de amor y de alimento, es grave. Así que con tus tres años intentarás adaptarte a lo que te dicen, a lo que quieren, porque lo único que quieres es que te quieran. Y es entonces cuando aparece la disociación entre lo que quieres, sientes, piensas… y lo que debes querer, sentir, pensar… Y así es como se comienza a formar tu personalidad social, tu Ego. Has empezado a actuar hacia fuera, a actuar para los demás según se supone debes actuar.
Pero vaya, resulta que a medida que pasa el tiempo, la vida se complica, y aunque tú te esfuerzas por complacer, nunca parece ser suficiente, siempre hay un “no”, hay un “no seas malo”, hay un “si te portas bien, entonces, te querré.” Es un momento de frustración existencial: lo que soy, no es válido. Y siguiendo las ideas de Antonio Blay, es un momento en el que decides tomar uno –o una mezcla- de estos tres caminos:
- Súper-bueno: lo que hago no es suficiente, haré más, Ser bueno no es suficiente, me convertiré en súper-bueno.
- Rebelde: lo que hago no es suficiente, pues no puedo hacer más, me desespero y sólo me queda rebelarme contra más exigencias.
- Introvertido: lo que hago no es suficiente, pues “paso”. Haré lo que me pidan, pero no dejaré que me hagan más daño, me meteré en mi mundo y me aislaré de todo.
En cualquier caso, tu Ego seguirá formándose, y actuarás cada vez más para los demás: serás el bueno, el rebelde o -por omisión–el introvertido, pero cualquiera de los caminos te alejará más y más de ti, y dependerás más y más de la mirada externa.
Lo que nadie te enseñará es que cuando crezcas, sería mejor que te quitases la costumbre de actuar según las miradas externas, porque, amig@, esa mirada externa puede cambiar en un solo instante; porque no tienes el control sobre lo que piensan los demás, y los demás, pueden cambiar de parecer en cualquier momento, por cualquier experiencia suya  y ajena a ti. ¿Merece la pena seguir desgastándose en un show absurdo? Ya no tenemos tres años, ¿por qué no atrevernos a conocernos y ser nosotros mismos en la vida?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

"El secreto de vivir", de Hombres G

Las personas que tienen una fuerte conexión con la fuente creativa son en muchas ocasiones las más capaces de traducir conceptos complejos en verdades sencillas con palabras directas.
Rudyard Kipling, el que fue el ganador más joven de un premio Nobel de literatura, decía que su receta para escribir era: “drift, wait and obey” (algo así como “dejarse llevar, esperar y obedecer”). De esta manera, la creación fluye, y es tan pura que llega con facilidad a los demás (a Kipling se le llegó a criticar el hecho de llegar a todos los públicos, como si hacerse entender rebajase la calidad de su trabajo)
De lo que no nos damos cuenta es de que, en una sociedad donde se nos educa para desarrollar nuestras capacidades intelectuales y en cambio, no se nos enseña a gestionar las emociones, la creatividad se ve tan mermada que el mundo vive de patrones prefijados, repeticiones e imitaciones. Y es que si la función intelectual no cesa, es muy difícil conectar con el campo creativo. Si leemos a autores tan relativamente recientes como Carl G. Jung o nos vamos a las antiguas enseñanzas orientales, comprenderemos que todo está ahí ya, ya existe potencialmente en ese campo. Como dice Deepak Chopra, es como si las personas más creativas poseyeran una antena receptora más potente que lo recibe mejor, recibe más y con más calidad. Si a eso le añadimos inteligencia para después ordenarlo y habilidad para transmitirlo, tendremos Arte.
Así que la creatividad pasa por soltar lo justo el control del intelecto. Y es que lo que nadie nos dice es que el intelecto es un arma de doble filo: debes usarlo, pero no dejar que controle tu vida, porque corres el riesgo de "subir" las experiencias siempre a la cabeza, mientras poco a poco vas dejando que las emociones sin expresar se vayan acumulando en tu cuerpo y te vayan restando la energía necesaria para permanecer incrustadas ahí, día tras día. En un proceso terapeútico como el “Rebirthing”, en el que vas liberando y actualizando esas viejas emociones, sesión tras sesión, lo primero que empiezas a notar es que recuperas vitalidad, porque ya no gastas toda esa energía inútil en mantenerlas “a raya”.
Como dice el Sr. Summers, buen ejemplo de persona creativa: “Hay que ser valiente y atreverse a sentir”. Ahí va, y gracias por el humor, siempre:

martes, 23 de noviembre de 2010

Lazos

Caminaban de la mano por el sendero que conducía a su casa. El sol se ponía en el horizonte, pero ella caminaba mirando sus pies, y los de él. De vez en cuando cerraba los ojos. Intentaba sentir su presencia una vez más. Quería sentirle sólo a él, ni cielo, ni bosque, ni luz, ni aves construyendo nidos. Sólo a él.
Intentaba memorizar por siempre su alma, el tacto de su mano y la ternura con que la agarraba. Llevaban un rato en silencio, él tampoco hablaba. Ella no quería pensar en qué pensaba. Sólo quería sentirle.
Llegaron a la valla que da entrada a su jardín. Las rosas resplandecían con destellos anaranjados por la luz de un sol que poco a poco iba cediendo su puesto a la noche. Él se volvió hacia ella, y sus miradas se encontraron. Vio el brillo de unos ojos que intentaban observar su alma. Vio el amor por un instante pasar a través de sus pupilas.
Entonces, él habló:
-        Vente conmigo.
Ella guardó silencio y volvió a mirar sus pies, ahora enfrentados. "Guardar. Memorizar momentos para poder recordar"
-        Vente conmigo, nada te ata aquí, ¿no quieres intentarlo? ¿no crees que ya es hora?
Sus sombras alargadas se recortaban en el suelo para solaparse al final dando lugar a una extraña figura. Extraña. Como aquella relación.
Él cogió suavemente su barbilla y elevó su cara hasta volver a encontrar su mirada.
-        Adiós, mi amor, escríbeme, cuéntame qué tal se vive al otro lado del océano.
Él se llevó las manos al pecho en un intento de protegerse de las palabras de ella que, como puñales, se habían ido clavando, una puñalada por palabra
-        ¿Por qué no vienes? ¿Por qué? ¿Qué tengo que hacer?
Ella intentaba memorizar el tono desesperado de su voz.
-        Porque es demasiado amor, demasiado dolor. – contestó. Le dio un beso en la mejilla y se dispuso a entrar en el jardín, se volvió hacia él y cerró la valla -  escríbeme, espero que todo vaya muy bien-
Él la miró alejarse. Se puso su sombrero y cambiando el bastón de mano, emprendió el camino de regreso, con pasos que arrastraban tantos recuerdos que ya apenas podían con ellos. Al día siguiente zarparía sabiendo que este viaje no tendría ya pasaje de vuelta.
Ella entro en la casa y cerró la puerta. Se sentó en la mesa de la cocina y comenzó a llorar. Cubrió su rostro con sus manos huesudas, desgastadas de tanto trabajar, mientras las lágrimas iban llenando los surcos de unas arrugas que podrían contar miles de historias de toda una vida, pero que jamás escribirían el epílogo de un amor tan grande que si lo tocaba, la llenaría hasta que nada más importase, hasta que nada de lo que fue cupiese en ella. Ella quería seguir teniendo su vida, sus recuerdos, sus manías, sus alegrías y sus penas. Demasiada vida vivida para olvidarla ahora. Simplemente, no quería dejar de existir. No sabía que la verdadera existencia, empieza precisamente ahí, cuando te disuelves en algo mucho más grande que tú.

lunes, 22 de noviembre de 2010

"Unwritten", de Natasha Bedingfield

Cada día puede ser el comienzo de una nueva historia, porque -aunque no lo creamos- cada día es un folio en blanco más de nuestra vida. Repetimos por costumbre las mismas palabras al escribir ese folio, pero pueden ser otras, pueden variar, y de hecho lo hacen, aunque sea sólo un poquito. No somos los de ayer, ni seremos los de mañana. En realidad, nada es igual que ayer, las repeticiones las creamos por costumbre, y la costumbre no nos deja ver más allá de lo conocido. Proponte ser nuevo hoy. Realmente lo eres, déjate serlo. El mundo es  inmenso, ábrete a él.
Hubo una época en que en la radio sonaba esta canción cuando estaba llegando al trabajo, pasaba por una fuente y abría la ventanilla del coche para sentir las gotas de agua y acordarme de que cada día era una nueva oportunidad.

No me han gustado mucho las traducciones que he encontrado por ahí, así que ahí va una propia:
Estoy por escribir, no puedes leer mi mente,
Estoy sin definir
Sólo estoy empezando, la pluma en mi mano,
Terminando sin planes prefijados

Mirando la página en blanco ante ti,
Abre la  ventana sucia
Deja que el sol ilumine las palabras
que no pudiste encontrar
buscando algo en la distancia
tan cercano, que casi lo puedes saborear
Libérate de tus inhibiciones

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde empieza tu libro
Lo demás está aún por escribir

Yo rompo con tradiciones,
a veces mis intentos
están fuera de lo establecido
Estamos condicionados, a no cometer errores,
Pero yo no puedo vivir así

Mirando la página en blanco ante ti,
Abre la  ventana sucia
Deja que el sol ilumine las palabras
que no pudiste encontrar
buscando algo en la distancia
tan cercano, que casi lo puedes saborear
Libérate de tus inhibiciones

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde empieza tu libro
Lo demás está aún por escribir
Mirando la página en blanco ante ti,
Abre la  ventana sucia
Deja que el sol ilumine las palabras
que no pudiste encontrar
buscando algo en la distancia
tan cercano, que casi lo puedes saborear
Libérate de tus inhibiciones

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde  empieza tu libro

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde empieza tu libro
Lo demás está aún por escribir
Lo demás está aún por escribir
Lo demás está aún por escribir  
Oh, yeah! 



jueves, 18 de noviembre de 2010

El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1950)


Joe:          Usted es Norma Desmond. Salía en las películas mudas. Era usted grande.

Norma:    Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas.


El paso del cine mudo al sonoro, que despegó en torno a 1928, fue muy duro. La nueva tecnología supuso  -entre otras cosas- un retroceso en el lenguaje cinematográfico por las limitaciones que imponía el ruido de la cámara y además, el declive de muchas de las grandes estrellas, que no pudieron, quisieron o supieron adaptarse a la interpretación con voz. Algunos no tenían una buena dicción, su voz sonaba estridente (como Lina Lamont en “Cantando bajo la lluvia”), no resultaban convincentes o simplemente, fueron relevados por el propio sistema. El “Crepúsculo de los dioses” narra la historia de Norma Desmond, una diosa del cine mudo que no pudo sobrevivir al gran cambio y cuyo ego la convirtió en prisionera de su pasado, casi enterrada en vida en su gran mansión entre sus fotos de los días gloriosos, ajena a un mundo que seguía girando sin ella.
La vida es cambio, lo llamamos “crecer” cuando nuestro cuerpo va incrementando su tamaño y lo aplaudimos. Lo llamamos “envejecer” cuando lo anterior deja de ocurrir y sin embargo no somos los mismos de ayer al mirarnos al espejo, y lo lloramos. Contamos el número de vueltas que hemos dado al sol y nos creemos que somos ese número. Pero ésa es una visión tan limitada de nosotros mismos que el sufrimiento resulta inevitable, porque hoy no serás el de ayer, ni mañana el de hoy, hagas lo que hagas.
La Vida evoluciona continuamente, lo ha hecho siempre, y lo ha hecho a través del nacimiento y la muerte. Si se hubiese resistido al cambio, no estaríamos hoy aquí. Pero dividimos los cambios en “buenos” y “malos”. Para Norma Desmond el cambio al cine sonoro fue horrible y despreciable (“No necesitábamos diálogos. Teníamos rostros”), para el Cine resultó ser extraordinario. ¿Pero no formaba parte del Cine Norma Desmond? ¿No formamos nosotros parte de la Vida? Deja de lamentarte y vive, sabiendo que cada cambio es crecimiento y evolución, porque tú eres más que tu cuerpo, tus cosas o tu trabajo, tú eres parte de esa Vida que se expresa hoy a través de ti. Acéptalo, fluye, déjate vivir.


Por cierto, a modo de contrapunto a Norma Desmond, está la actriz que la interpreta, Gloria Swanson, estrella real del cine mudo que a diferencia de su personaje, supo encontrar otra vez su lugar ante el gran cambio, primero en la radio y después en televisión. Curiosamente, recuperaría su esplendor Hollywoodiense veinte años después con esta película. Él es William Holden.

(Vídeo subido por TheAmayi46)

martes, 16 de noviembre de 2010

¿Quién eres?

Tal vez en algún momento de tranquilidad y silencio te hayas planteado quién eres. Es una de las preguntas existenciales que se han hecho las personas desde lo remoto de los tiempos. Las otras comprenden cosas como de dónde venimos y a dónde vamos. Durante mucho tiempo en Occidente ha sido la Iglesia la encargada de dar respuestas a estas preguntas. Durante mucho tiempo, si bien no ha podido ser suficiente, parecía que la tónica general era la de someterse a una fe impuesta  y compartida  por una sociedad altamente religiosa.
Con el avance de las democracias y la libertad de expresión, Occidente se dio cuenta de que existían valientes que se habían planteado re-plantearse las preguntas existenciales, y que habían intentado darles una respuesta no sometida  al dogma religioso imperante.
En pleno siglo XXI, a medida que nuestras mentes se han ido educando y elaborando, la Iglesia ya no es capaz de dar respuestas satisfactorias para la mayoría de las personas. Por eso las personas han entrado en crisis, porque es inevitable plantearse el sentido de la existencia y no chocar con las teorías religiosas de siempre. Porque ya no valen, y si estas no valen, ¿dónde buscaremos respuestas? Ése es el problema, que después de siglos y siglos de dominio religioso, no sabemos dónde buscar. Y entonces las preguntas existenciales nos abruman, y entonces, huimos, pero es imposible huir de lo que uno es, así que llega la ansiedad, la depresión, las pastillas y la incongruencia de la marcha de uno mismo, del presente y de la vida, para encontrar refugios insatisfactorios en las compras, las casas, o incluso las vidas de los demás. Vidas ajenas que nos permiten no pensar en las nuestras. “Desconectar” lo llaman muchos.
¿Realmente quieres vivir desconectado de la vida? Seguro que dentro de ti hay un sentimiento que te indica que debe de haber algo más: algo más que estudiar, trabajar, casarse, tener hijos y jubilarse. Algo más, algo que te llama desde lo más profundo, algo a lo que te has acercado al observar una puesta de sol en el mar, algo que has respirado en el momento más emocionante de tu vida, algo que palpita desde la mirada de un niño que aún no ha emprendido la huída. Si quieres conocerlo, bienvenido, formas parte de los buscadores conscientes, aquellos que un día comprendieron que la Vida ha de ser más que lo que nos contó una sociedad adormecida, porque el descubrimiento –al final- siempre corre a cargo de uno mismo. Bienvenido a "Danzando con el Universo", la danza con la Vida, la curiosidad que mira y siente a través de milenios de una sabiduría tan lejana que siempre estuvo dentro de ti.
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